Recuerda que no sólo se trata de cambiar tu dieta sino de cambiar tu mente. ¡Empieza ahora!
Cuando decides iniciar un plan de alimentación que tiene como objetivo disminuir tu peso, muchas veces llegas a la conclusión de que representa un sacrificio muy grande y a pesar de que quieres llegar al peso ideal, no logras adaptarte a ese nuevo estilo de vida saludable. Por lo tanto, terminas desistiendo del plan y te resignas a continuar con un peso que no es bueno para tu salud ni para tu estado de ánimo.
Para evitar que esto pase, lo ideal es que estés motivado durante todo el proceso de pérdida de peso. Habrán días en lo que definitivamente no querrás saber nada de la dieta pero esto no puede verse reflejado en el abandono de tu plan de alimentación. Por lo tanto, aquí hay algunos consejos útiles que te servirán para mantener la motivación intacta y lograr ese tan anhelado objetivo de peso:
1. Piensa en un objetivo inteligente: Es claro que si inicias un plan de alimentación para perder peso, ese vendría siendo el objetivo más obvio. Pero ¿Te has puesto a pensar cuál es el objetivo de ese objetivo? Es decir ¿Para qué quieres perder peso? ¿Te quieres sentir una persona más segura de si misma? ¿Quieres mejorar tu rendimiento físico? ¿Quieres mejorar tu estado de salud?. Cualquiera que sea la respuesta, debes tenerla presente durante todo el proceso. Te sugiero que la escribas en un lugar visible que te esté recordando todo el tiempo el cambio tan positivo que vas a tener si no pierdes la voluntad y la motivación.
2. No hay afán: Un plan de alimentación saludable funcional y sostenible en el tiempo, no se caracteriza por producir una pérdida de peso masiva y veloz. Para que un plan de alimentación se convierta en un estilo de vida y no en una dieta temporal, requiere de una pérdida de peso paulatina. Cada organismo reacciona diferente ante un cambio de alimentación, pero para que te des una idea general, una pérdida de peso saludable en promedio es de 2Kg al mes. En ese sentido, no te desesperes si no empiezas a perder peso desde el primer día. Mantén la calma y permite que tu cuerpo se adapte poco a poco a los cambios.
3. Minimiza los factores negativos externos: Es claro que cuando empiezas un nuevo plan de alimentación, una de las cosas más difíciles es mantenerlo cuando tu vida social se desarrolla con personas que no tienen hábitos adecuados de alimentación. Para esto, tienes que esforzarte en tratar de evitar que esos espacios no saludables se propicien. Por ejemplo, si el sábado en la noche tus amigos o pareja suelen pedir domicilio poco saludable para compartir, propón que el plan de ese día sea cocinar juntos e ingéniate un menú rico y saludable. O si los viernes en la oficina suelen ir a almorzar fuera, busca varias opciones de restaurantes que ofrezcan platos saludables y nomínalos en el momento que estén eligiendo el lugar.
4.Haz un mercado consciente: De ahora en adelante, tú eres el responsable de hacer el mercado para que tu plan de alimentación progrese. Por lo tanto, cuando estés en el supermercado, haz el ejercicio de mirar el etiquetado de los productos y compara. Elige el yogurt que te aporte menos azúcar y calorías, elige tus cereales integrales (pan, galletas, tostadas, tortillas, etc.), prefiere los productos que digan «bajo en azúcar» «light» «bajo en grasa» o «bajo en sodio». Identifica el pasillo de golosinas y paquetes, y definitivamente no te pases por ahí. Evita al máximo las tentaciones. De esta manera, cuando estés en casa, sientas ganas de comer algo y abras la nevera, solamente vas a tener opciones saludables que no van a entorpecer demasiado tu proceso. ¡Hay muchas opciones saludables y deliciosas! Haz el ejercicio en el supermercado y te darás cuenta.
5. Encuentra un hobbie activo: La actividad física es el mejor complemento de la alimentación saludable si quieres bajar de peso. Pero, sé que es un «sacrificio» que muchas veces no estás dispuesto a hacer. Por lo tanto, mi consejo es que hagas de la actividad física tu hobbie. Piensa en algo que te guste hacer y que requiera de esfuerzo físico como por ejemplo bailar, jugar con tu mascota en el parque, jugar tenis, escalar una montaña, etc. La actividad física no necesariamente tiene que ser una rutina estricta de gimnasio. Todas esas actividades que te acabo de mencionar sirven como complemento ideal para tu plan de alimentación, si las haces frecuentemente.
Recuerda que no sólo se trata de cambiar tu dieta sino de cambiar tu mente. ¡Empieza ahora!
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